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Esta pintura expresionista presenta un retrato de una mujer, quien es una vendedora de sardinas. En la cabeza, lleva equilibrada una cesta llena de pescados frescos y coloridos. Los tonos de la obra son vibrantes y expresivos, lo que añade una sensación de dinamismo y vitalidad. La mirada de la mujer refleja una mezcla de determinación y humildad, revelando su conexión profunda con su oficio y los productos que vende. En conjunto, la pintura capta la energía y la autenticidad de la vida cotidiana de esta vendedora de sardinas.
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