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Para algunos, soñar es, como dijera nuestro poeta, la propia vida, «que toda la vida es sueño y los sueños son»; mas, para otros, esos sueños se convierten en realidad, y la reali8dad del sueño de un torero es siempre la gloria. La salida en volandas por la Puerta Grande, tras una tarde de triunfo apoteósico, puede ser la gloria para algunos; pero, a veces, el soñador es más modesto y su sueño es torear a placer un gran toro y sentirse en cada muletazo, logrando un triunfo más íntimo, pero igual de pleno. El torero de nuestro lienzso ya está con el capote liado, y a pocos instantes de romper plaza. Ruido de voces y música, que deben atronar en los oídos del que ya no puede volverse atrás. Una mirada que lo dice todo. Perdida en el infinito de sus sueños; sueños de triunfo, sueños de algunas de esas glorias. Porque soñar es gratis, y a veces, alimenta el alma. Obra inspirada en fotografía original de Fotomugo
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