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La pintura presenta una interacción dinámica de formas geométricas y colores vibrantes, donde los tonos de amarillo, rojo, azul y gris se encuentran enmarcados por líneas verdes. El contraste entre las formas angulares y los colores primarios crea una sensación de movimiento y profundidad, evocando la abstracción constructivista. A través de una composición bien balanceada, la obra invita al espectador a perderse en un laberinto de bloques y caminos visuales, donde el equilibrio y la tensión coexisten armoniosamente, sugiriendo múltiples lecturas y perspectivas.
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