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La extensa gama de verdes se deslizan como en una danza etérea, evocando la frescura de los bosques antiguos y las esperanzas de conservación de los mismos. La continua investigación del artista acerca de la abstracción en el paisaje produce ausencias de formas definidas e invita al espectador a imaginar colinas ondulantes, palmerales y arboledas, mientras las luces agrisadas se entevén en el fondo lejano. Un homenaje visual a la naturaleza, donde la inmensidad verde simboliza tanto la abundancia como la fragilidad de nuestro entorno ecológico.
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