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Nadie sabe exactamente cuándo partió. Solo quedó el eco de su ausencia, la luz encendida en una ventana vacía, los escalones marcados por pasos que ya no regresaron. Aquí alguien llegó buscando respuestas, o quizás huyendo de ellas. En su andar, dejó rastros invisibles: una respiración profunda antes de decidir, el roce de una mano sobre la madera como quien intenta memorizar un adiós.
A veces, marcharse no significa olvidar, sino aprender a dejar ir. Y sin embargo, hay partes de nosotros que se quedan. La vida es así: dejamos fragmentos en cada sitio que amamos, y aunque el mundo sigue girando, esas huellas permanecen, esperando ser vistas por quien sepa mirar.
Lo Que Quedó en la Orilla no es solo un paisaje, es un umbral entre el pasado y el presente, entre lo que fuimos y lo que dejamos atrás. Es el puente entre lo que alguna vez nos sostuvo y lo que ahora nos llama a seguir adelante. No todo debe volver con nosotros; hay cosas que cumplen su propósito y deben quedarse atrás. Contemplar esta obra es entender que el verdadero viaje no es el que nos aleja, sino el que nos acerca a quienes realmente somos.
De ingeniero a artista: un viaje de pasión y reinvención.
Ver más información de JORGE RICARDO VELASQUEZ ALVARADO