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Obra inspirada en los hermosos y motivadores atardeceres durante el invierno de China, llenos de siluetas de árboles sin hojas que recortan sobre el sol enrojecido que desciende. Segunda pintura realuzada en China.
El universo vive en nosotros y halla alas en nuestro pensamiento para conocerse a sí mismo. Somos más nuestras huellas que nosotros mismos, somos polvo con alas que en breve tiempo no obedece al viento, somos seres efímeros y al mismo tiempo casi eternos.
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