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Cuando la melancolía se cierne sobre tu mente, igual que el rojo atardecer en el ocaso, y necesitas un leve espacio de tiempo, tan minúsculo cómo está casa y su pequeña cerca, cuando necesites abstraerse por un momento del bullicio de la sociedad, de la civilización, del presente, y los recuerdos del paso del tiempo te dejan un sabor agridulce, es cuando sientes que esos recuerdos en realidad son defensores de un bastión que se resiste a ser arrasado por el olvido.
Desde pequeño he sentido una fuerte atracción por el arte, especialmente por la pintura. Con catorce años mi profesora de dibujo me sugirió una visita a la Facultad de Bellas Artes de mi ciudad y eso supuso una experiencia inolvidable para mi y aunque desgraciadamente mi formación universitaria no fue por ese camino, nunca deje de pintar como aficionado. Aunque he recibido diversos cursos y seminarios de dibujo y pintura, podría decirse que en el fondo soy autodidacta. Mi pintura es figurativa y la temática que utilizo aún siendo mayoritariamente paisajística, es variada.
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