Muchas son las causas para que el ser humano abandone el lugar que le vio nacer y crecer: económicas, sociales, políticas, religiosas, familiares, de aventura o de progreso. Pero hay sin duda dos más poderosas: el hambre y el miedo.
Me gusta pintar. Mi obra expresa mi interior y está atenta al mundo que me rodea. Libero mi imaginación de apriorismos, para que fluya el subconsciente con su riqueza semántica.
Me interesa la innovación en la medida que es capaz de conmover. Al exhibir mi obra, quiero compartir mi experiencia individual con el espectador, abrir ventanas de conocimiento.
No soy indiferente a los problemas de mi época. Todos los ciudadanos, también los artistas, tenemos algo que aportar.
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