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En mi opinión, al menos esa era la idea, este cuadro reúne varios conceptos como es la relación de la naturaleza, en este caso el mar, con la ciudad y la indefinida línea fronteriza entre ambos contextos. El hombre, creador, mira desde su txipironera a la ciudad que deja por unas horas para adentrarse en un contexto muy diferente. El gato tiene relevancia al representar ese espacio entre los seres humanos como animal de compañía y el mundo salvaje, por sus afilados instintos.
Es también el matrimonio eterno entre esta ciudad y el mar. La prueba definitiva de que Donostia, San Sebastián sólo es del mar, sólo pertenece a la Mar. A nada más, y nosotros, con ella, también.
Está pintado en acrílico sobre lienzo de lino.
Nacido en San Sebastían-Donostia
Me gradué en la Escuela de Arte y Decoración. Y, desde entonces, casi toda mi experiencia se extiende en una buena parte del mundo, tanto viajando como trabajando.
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