Muestro aquí una serie de obras al óleo signadas por un colorido intenso y variado. ¿Por qué esta permanente presencia del color? Porque mi amor por este es impenitente, inacabable, y sus mil combinaciones seducen mi paleta sin tregua. Asedio el color no solo utilizando los ejercicios cromáticos aprendidos con profesores de arte sino también porque la curiosidad química de su origen es una afición personal antigua en mi formación desde la niñez. Por ejemplo, saber qué compuesto químico en forma de pigmentos se usa para conseguir determinada faceta del azul ultramar que es una sal de sodio llamada sulfo silicato mientras que los rojos de cadmio son una mezcla de sulfuro y selenuro de cadmio y así en colores como el azul de Prusia descubrimos que es una sal del famoso veneno cianuro siendo su principio activo el ferrocianuro no tóxico. Es enorme la cantidad de pigmentos emergidos desde la antigüedad tanto como de la pintura comercial. Descubrimos al respecto que el rojo bermellón de siglos atrás era una sal del mercurio extremadamente tóxica que se inoculaba por las manos. Por ello, lastimosamente fue dado de baja el componente de uno del rojo más famoso del mundo y ahora se usa una mezcla de sulfuros de cadmio. Los hallazgos que he compartido con ustedes del rojo más famoso gozosas mis horas de creación.
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