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Esta obra como sugiere su título habla de un rebelde, pero no uno de esos soñadores que luchan contra el status quo por la incomensurable utopía, en este caso era una rebeldía que respondía como un movimiento reflejo de un músculo agonizante. Por suerte, el encuentro fue breve. Este hombre octogenario se subió en 18 de Julio y Gaboto, junto con otros individuos al ómnibus, en el que iba yo en viaje al taller. Miré de reojo como subían y dejé de prestarle atención, estaba a punto de devolver mi mirada a la ventana cuando me doy cuenta de que este señor tenía mal puesto el tapaboca, pero de una forma especialmente alevosa. Más temprano que tarde el chófer-guarda, le señaló pacientemente que se lo colocara de forma correcta. A lo que le respondió: "Me lo pongo como quiero". Después de esto, el chófer cambio su tono amable por uno un poco más hostil sin dejar de ser respetuoso, pasó a explicarle de buena manera cómo su decisión individual afectaba a los demás que compartían el medio de transporte. Luego, cansado de la actitud del viejo le dijo: "Estás grande para esa rebeldía". Ellos siguieron intercambiando y desbariando mientras me abstraía de la situación dentro de mi mente y las voces se alejaban cada vez más. La idea que me llevó a este estado de reflexión fue la de ¿Qué objetos podría tener colgados en su perchero un rebelde sin causa?. Porque hace rato me venía dando vueltas en la cabeza la idea de hacer un bodegón, pero no era capaz de encontrar una razón lógica para que tenga sentido hacerlo en los tiempos que corren y no caer en la banal demostración de poder económico que ostentaban con pinturas de banquetes los burgueses en su época. Este ejercicio creativo dió lugar a una lista de variopintos objetos que pinté con la misma cara de pasmado con la que me bajé del bondi mientras elucubraba el razonamiento que expuse anteriormente. Lo más divertido, y esto lo pienso ahora, con la obra ya terminada, debe haber sido la cara de Flor y Pedro cuando llegué al taller y empecé a pintar esos objetos sin contexto alguno y con una expresión en el rostro digna de un autómata.
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