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La obra original fue adquirida por un coleccionista chino. No obstante, sus reproducciones están a la venta.
La estética pretende reflejar el mundo interior que yo creaba para defenderme de ese exterior hostil que me rodeaba y para escapar de la realidad injusta en la que me sentía. Este cuadro es una reflexión sobre la "maldad" que presentan los niños. Que es inocente, porque muchas veces están reproduciendo algo que ven en los adultos. Están representadas a mi entender las formas de violencia que se pueden dar en el bullying en los distintos momentos del cuadro. Todo desde el punto de vista del mundo del niño, en forma de explicaciones fantasiosas. El único adulto presente, es indiferente a la situación y no participa directamente de lo que sucede. Las máscaras ayudan a darle esa idea de que no son los culpables directos de sus actos, sino que se mueven en una lógica de cadena de violencia. La luz general del cuadro ayuda a darle cierto aire de dejadez y decadencia. La referencia al diablo apunta a la picardía del diablo concebido por el pueblo mexicano.
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