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Se muestra a una mujer desnuda en un entorno natural. Está de pie, con los brazos levantados hacia su cabeza, cubriendo parcialmente su rostro con sus manos. Su cabello rojizo cae desordenadamente sobre sus hombros, sugiriendo un momento de vulnerabilidad y auto-reflexión.
La obra puede ser vista como una metáfora visual del proceso de despojarse del peso emocional y psicológico que llevamos en nuestra vida diaria para alcanzar la felicidad
La pintura evoca una atmósfera de melancolía y serenidad, invitando al espectador a reflexionar sobre su propio viaje hacia la felicidad
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