La obra creada durante la pandemia, marcada por un periodo de profunda introspección y dificultad emocional, captura la complejidad de esos tiempos a través de una representación poderosa y simbólica. En el centro del lienzo, una línea negra vertical atraviesa la obra, simbolizando la caída y la sensación de descenso emocional que se experimenta en momentos de depresión y aislamiento. Esta línea negra, gruesa y oscura, sirve como un recordatorio tangible de las luchas personales y el impacto del confinamiento.
Alrededor de esta línea central, el lienzo está salpicado de miles de símbolos sin forma, dispersos en un desorden caótico. Estos símbolos abstractos representan las nubes creativas y emocionales que surgieron durante el encierro, evocando una sensación de confusión y agitación interna. Los símbolos, con sus formas indefinidas y variadas, reflejan la lucha por encontrar claridad y propósito en medio del caos y la incertidumbre.
La obra, cargada de simbolismo y emoción, es un testimonio visual del impacto psicológico del encierro y un recordatorio de la capacidad del arte para expresar y procesar experiencias profundas y difíciles.
Acrilico
Jonatan Jesús Hernández Fierro
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