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Acrílico, texturas sobre lienzo
Obra que formó parte de la exposición individual -Obsolescencias- como reflexión sobre las piezas y espacios abandonados del ferrocarril ecuatoriano.
En el recorrido y la observación del entorno, me encuentro con elementos u objetos que extrañamente despiertan una conexión con pensamientos y reflexiones sobre la memoria y los lugares y como desde ellos podemos conocer una historia no contada y que se mantiene perenne en las cosas mientras estas existan.
Esta pintura surge a raíz de una investigación artística sobre espacios y los objetos del antiguo ferrocarril ecuatorianos. Piezas muchas de ellas con mas de 100 años de existencia abandonadas en galpones y en espera de ser chatarrizaciones, perdiéndose entre sus desechos fundidos parte de la historia de un medio de transporte que trajo consigo la modernidad de un país, de ahí la ideas de fluidos extraños que brotan o que se derraman de entre sus orificios.
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