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Monet, Van Gogh o Goya fueron algunos de los artistas que mejor supieron captar los matices de la primera y última estación del año.
En el frío invierno, una vaharada a cada respiración, la nieve que tiñe de blanco el horizonte, la tierra yerma, la hierba que no crece, los osos que huyen al interior de las cuevas, las fumarolas de las chimeneas. El invierno llegó a la tierra como castigo. En la mitología nórdica, las heladas anunciaban el fin del mundo, en la griega, Bóreas (el dios del viento del norte y del invierno) aparecía al terminar el otoño. Lo hacía desde la región de Tracia, al norte del mar Egeo y barría el paisaje heleno con su respiración helada dejando un cuadro vacío, solitario y desolado.
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