La pintura sobre lienzo muestra a dos jinetes a caballo, avanzando por un paisaje natural. Los jinetes están vestidos con ropa y sombreros oscuros, lo que sugiere que podrían ser vaqueros o exploradores. El fondo está compuesto por un paisaje montañoso con árboles y vegetación de colores otoñales, resaltando los tonos amarillos y verdes. A lo lejos, se puede ver una formación rocosa de color rojizo, posiblemente un cañón o una meseta. La luz del sol ilumina la escena, creando contrastes y sombras que aportan profundidad y realismo a la pintura. La obra transmite una sensación de aventura y conexión con la naturaleza, capturando un momento de tranquilidad y exploración en un entorno salvaje.
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