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.Tradicionalmente la masculinidad se ha asociado a conceptos como la competitividad, búsqueda de riesgo, dominio, anti-feminidad, agresión, evitación de muestras de debilidad etc. y ello ha contribuido a la LIMITACIÓN DEL DESARROLLO PSICOLÓGICO DE LOS HOMBRES. Lo cual hace que las estrategias de afrontamiento delante de determinados factores queden muy restringidas, aumentando el conflicto del rol de género y produciendo debilidad en cuanto a su salud física, mental y psicológica ya que aumenta su represión emocional y su capacidad de socialización de una manera sana, decide enmascarar su propio sufrimiento.
Ese enmascaramiento hará incidencia en que, ante situaciones difíciles de afrontar, reprima su búsqueda de ayuda en profesionales que podrían garantizarle la obtención de una conducta saludable.
La masculinidad tóxica provoca que el individuo adopte conductas violentas en el hogar, incide en el acoso sexual y en muchos casos aboca hacia el consumo de determinadas sustancias tóxicas.
La incidencia de suicidios masculinos con respecto a los femeninos es de 4/1 ya que una gran mayoría de hombres no piden ayuda ante situaciones altamente críticas.
Hay aspectos positivos asociados a la ideología masculina como son el liderazgo y el valor, por tanto hay que diferenciar de forma clara donde están los límites que corrompen la idea masculina.
Si desde pequeños se trabaja sobre estos estereotipos tradicionales de rol se podrá apreciar que no se perciben diferencias sustanciales entre niños y niñas determinando más el patrón que desarrollarán cuando sean adultos con respecto a sus propios hijos, disfrutarán más de su cuidado en un grado similar al de las mujeres.
Es necesario salir de las formas rígidas y optimizar por una liberación emocional que determine un entendimiento entre hombre y mujer más sano salvando las expectativas que, con el otro concepto, podrían abocar al fracaso real.
La mujer es la que debe favorecer la asunción de este nuevo patrón para adoptar una realización más real en cuanto al sentimiento mutuo en el hogar, con respecto a la familia y sobre todo hacia uno mismo.
Mercedes Reverte nace en Barcelona en 1964. Es autodidacta, a pesar de haberse formado en el estudio de la pintora Teresa Farrés. Es miembro activo de Firart en sus inicios y realiza diversas exposiciones individuales en FNAC, EMD de Valldoreix, Antigua estación de RUBÍ, Versión Original, etc.Se gradúa en Psicología en el año 2016 y se especializa en Autoliderazgo y Conducción de Grupos, Estimulación Cognitiva y Psicoterapia breve estratégica. Todo ello le permite cambiar la visión actual del Arte, puramente contemplativa por una visión de comprensión.
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