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En el comienzo de retomar mis estudios en dibujo, me pidieron realizar un boceto de como seria mi hogar soñado, y aunque nunca tuve un ideal de la casa soñada, me esforcé por crear una idea de lo que para mi era un hogar mágico.
Un lugar de altos pinos en un cruce de entrada a la casa acompañada de suaves melodías de los gorriones que se asomaban curiosos a mi pequeño jardín lleno de plantas que yacían pequeñas pero crecerian alimentadas por el calor del tibio sol de verano.
Mi lugar soñado yace a los lejos en las típicas casas de verano a los que uno transcurre cuando es niño y juega en puertas a las calles llenas de armonía y paz entre los habitantes.
Un lugar sin duda que queda en los nostálgicos recuerdos de esos veranos en familia que tanto atesoramos y hasta quizás ocasionalmente soñamos con regresar.
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