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Campean a sus anchas en los momentos del amanecer y de la puesta del sol. son esquivas y huidizas, por lo que es posible verlas con sorpresa o al paso junto a su encame.
Cuando me preguntan los años que tengo prefiero decir que 30 y tantos porque son los que en realidad “creo” que tengo; los otros, los que todos tienen, ya han pasado; no los tenemos. Sólo tenemos lo que nos queda, presumiblemente.
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