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Willy el Solitario no puede dormir sabiendo que Pat, el niño de Tango, ha sido secuestrado. Las comisarías de policía de todos los distritos de New York han corrido la voz de que Willy fue el autor del delito, a pesar de advertir Rayan a sus muchachos que no era el sospechoso. Todas las bandas del hampa lo buscan, muchos de ellos tienen que ver con el mundo de las finanzas, dinero negro y tráfico de estupefacientes. Esto perjudica al padre del chico, no sea que vengan represalias y ajustes de cuenta. Hasta las prostitutas ya comentan que se ha vuelto loco.
- Malditos polis, la pasma me ha tomado como un comodín para justificar su fracaso en sus investigaciones –habla en alto Willy en su pocilga de los barrios bajos de la ciudad, su escondrijo favorito -. Mi prestigio ante la gente está en el filo de la navaja, debo encontrar a Pat, pobre chico, pero ¿Quiénes son los secuestradores? Alguien de la caterva de Broadway, seguro, han presionado a Flash Tango para conseguir algo y se negó en rotundo. En las pesquisas que realicé en la mansión confirman que fueron, por lo menos, cuatro pringados, y por el modo de proceder debe ser de la banda del Harry el Jorobado, todo lo que tocan lo destrozan. Sí, lleva años intentando ocupar la cima en Wall Street sin lograrlo el muy torpe, Tango se lo impide, no tiene ni tres palmos de categoría ¡Malditos sean! ¿Y si no es el Jorobado? Todo esto es como caminar en la oscuridad.
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