Dibujo a lápiz de grafito que luego mediante scanner lo subo a la computadora y le doy la coloración y efectos deseados hasta alcanzar el acabado que les muestro.
PERMÍTEME QUE TE DÉ UN ABRAZO
Seguramente en la diversidad de temperamentos y personalidades que existen entre los Seres Humanos, hay quienes son más sensibles y demostrativos hacia las manifestaciones emocionales y quienes por el contrario son más “fríos” en sentir y expresar similares emociones; o al menos, tienen la timidez suficiente como para no animarse a llevar adelante una acción de demostración afectuosa, llámese una sonrisa, una caricia, un abrazo, un beso o cualquier otra manifestación similar como bien puede ser entregar una significativa flor.
Mi obra PERMÍTEME QUE TE DÉ UN ABRAZO, trata de simbolizar a través de la imagen de los pájaros, que aún saliendo específicamente del género humano, hasta el conjunto de los animales y las plantas, son también sensibles ante las demostraciones emocionales. Sabido es que ciertos cultivos crecen más favorablemente en presencia de cierta música y decaen en su crecimiento con otro tipo de sonidos. Las manifestaciones de afecto entre animales en general son vistas todos los días a raudales. ¿Por qué entonces hay Seres Humanos a los que les cuesta tanto expresar sus buenos sentimientos? Será por sus experiencias emocionales en plena niñez, será por imágenes implantadas inconscientemente por sus propios mayores, será por propia conformación genética, será por un millón de razones diferentes, pero que no dejan de ser todas ellas, razones que sustentan un comportamiento parco, frío, distante y de posible insensibilidad que mucho daño le hace a la cotidiana comunicación. Todos necesitamos en algún momento de una reconfortante acción de apoyo y cariño emocional y me atrevería a decir que no existe límites máximos para recibir estas demostraciones, que si son verdaderamente sinceras, nos llenan el alma y nos dan fuerzas para sentirnos bien y continuar adelante en este camino de la vida que a veces se nos llega a hacer extremadamente empinado.
Hagamos entonces todos, el esfuerzo más amplio posible por estar atentos a nuestro comportamiento habitual. Analicemos cuánto de expresivos somos con aquellos seres que nos rodean y tratemos de mejorarnos un poquito cada día que pasa. Una palabra, un elogio, una flor, un abrazo, una caricia, un tierno beso, y tantas y tantas otras acciones que cotidianamente podríamos hacer, no las dejemos pasar sin llevarlas a cabo. Verán ustedes que quedarán sorprendidos ante el cauce que toman las relaciones con ese Ser receptor. Serán tantos y tan buenos los cambios que se irán generando, que jamás volverán a esa antigua parquedad expresiva. ¡Adelante!, sin importar cuánto de expresivo seas, siempre hay una oportunidad de superarse y ser mejor.
Con mi más alta y cálida demostración de afecto para contigo, me despido hasta una nueva entrega si Dios así me lo permite. Jorge.
Curriculum vital del Prof. Jorge Verde y su obra
Nacimiento
El Prof., Jorge Washington Verde Ramos, nació el 30 de julio de 1951, en la ciudad de Mercedes, capital del Departamento de Soriano, en la República Oriental del Uruguay, en América del Sur.
Primeros estudios...
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