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La tela muestra un ofrecimiento de sacrificio para Elegua, una de las divinidades de la religió yoruba, sincretizada con el niño Jesús de Atocha y San Antonio de Padua en la religión católica. También conocido como Echu constituye la expresión mistica inevitable entre la luz y la sombra.
La composición es estructurada con una diagonal que divide la pintura en dos mundos: el interior con el color naranja y el exterior con la tonalidad azul. Esta línea también divide la divinidad que tiene un ojo abierto para el mundo exterior y otro para el interior y culmina con la representación de la mujer para la cual sel trabajo es hecho. Se ofrece un gallo, una larga pluma roja que viene desde el canto superior izquierdo se redirecciona para caer sobre la cabeza de la divinidad y terminar como sangre ofrecida.
La triangulación concentra el poder de atracción en el centro, esto es, en la ofrenda gallo-divinidad y se organiza primero entre los dos santeros y la mujer y después con mayor amplitud)pues capta el momento mágico de la atmosfera) entre la mujer, las velas y el tabaco.
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