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Grabado a punta seca en plancha de cobre.
Este grabado ilustra mis recuerdos de un viaje al Merzouga, el desierto entre Marruecos y Algeria. En muchas de estas culturas, el concepto de individuo, la mínima división, no es la persona, si no la familia. Un individuo es incapaz de sentirse una unidad aparte de su familia.
En una charla con la directora del centro africano, me comentó la teoría de que esto sucede debido a que los niños al nacer pasan los primeros años unidos permanentemente a la madre en estos pañuelos. Así, en la cultura occidental, cuando un niño interacciona con la madre es por la necesidad de comer, miedo, querer jugar, etc, sin embargo, en estas culturas, el niño siempre está en contacto directo, y su conciencia la entiende como parte de sí mismo.
La lámina mide 19x14 cm y forma parte de una serie única de 50 láminas firmadas.
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