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Catilina estaba cada vez más tenso. Conforme pasaban los días se encontraba más nervioso, angustiado; sus titubeos eran mayores. Pero ya no había vuelta atrás ...---
Aquel día se reunieron en la taberna al atardecer. Él y algunos de su allegados. Tampoco era cuestión de ser una multitud y hacerse notar demasiado.---
¿Lo ven ahí, de pie y apoyado en la columna? Absorto en sus pensamientos, Catilina no ha querido sentarse a la mesa con los demás. Se limita a escuchar.---
Su pelo alborotado y grasiento le confiere el aspecto de un loco. Se encoje de hombros, como si le diera igual.--- "Total -piensa-, de mí ya se dice de todo ... ¿Quién puede hacer callar mentiras tan gordas? Cuanto más gordas más le gusta a la gente créerselas" Y menea la cabeza. "Que si sacrifico niños ..."¡Puf, hay que joderse, la gente ...¡cómo es! ¿Por qué les estaré haciendo la pelota a esos desgraciados?¡La plebe es repugnante!"---
"... y que luego los comemos yo y mis amigos ... entre las tumbas comunales del Viminal; ¡con los vespillones!".--- Catilina ha sentido como un respingo al llegar a este punto. Sacude la cabeza, como si quisiera quitarse de la mente semejante visión.
¿-Cómo va esa lista, pregunta entonces a los de la mesa?---
-Tenemos algunas bajas, -responde Cornelio Adeps
-¿¿ --- ??
- Sí, es que hay gente que definitivamente no merece la pena. Mejor que queden fuera.---
- ¿Como quién, esta vez?---
- Pues por ejemplo Cayo Cornuto.---
- ¿Cornuto?---
- Sí. Se ha muerto Tercia, su prometida - Cornelio hace una pausa, como para obtener un poco más de expectación antes de seguir- ;- ... y ha encontrado un buen partido, prosigue.
Catilina no ha movido ni un músculo, pero se le queda interrogando con la mirada.
- La hija de Murena, concluye Cornelio.
-¡¿Murena?!, ¡¿Has dicho, Murena?! exclaman todos en la mesa, seguros de que su jefe está pensando en esos momentos lo mismo !. ---¡Pero si ese hombre es un hijo de puta!, continuan en la mesa. Catilina -atrás- sigue callado.
- Sí, pero está forrado, responde Cornelio, al tiempo que vuelve a mirar a Catilina, que está asintiendo con la cabeza.
Y ahora éste rompe su silencio : --- Ese, ... ese si que ...; bueno igual no se ha comido todavía ningún niño, como dicen de mí - y hace una pausa-; pero tira a los esclavos a sus peces cuando le parece; como todo el mundo sabe en Roma.
--- Con el debido respeto, Lucio (Catilina), a mí lo que me parece es que es tonto, interviene el más joven de los reunidos- Un esclavo es un esclavo -continua-; no los regalan en el mercado.
- Ya, pero Murena está forrado, ¿quién ignora eso?, le contesta con un mohín de forzada paciencia Catilina. Y todos asienten con la cabeza, dándole la razón y mirando al chico al unísono; como para decirle que queriendo parecer sagaz está quedando como un tonto.
El chico parece un poco azorado. Pensará seguramente que ha quedado en evidencia ante todos. Y para arreglar la prueba de bisoñez que acaba de dar, hace otra pregunta que él juzga perspicaz. Sin mirar a nadie en particular, lanza su pregunta al aire :
- Y hablando de gente forrada, ¿qué hace Craso?,¿Se le oye? - y continua-;¿algún movimiento?---
- ¿Craso?; ¡pero si ese está más forrado aún!, salta Cornelio entre risas, al tiempo que cruza otra vez una mirada de inteligencia con Catilina. El resto cabecea y sonríe burlonamente a su vez.---
Entonces, Catilina añade : - Nuestra causa le trae sin cuidado a Craso. Es más, cuando todo haya acabado, ese calvigordo se aprestará a recoger nuestros despojos y luego nos los venderá a los que sobrevivamos de esta empresa. Si es que perdemos, vaya -añade de inmediato- para no sonar derrotista. Y seguidamente concluye : - Craso, hmmm, Craso... es otro nivel. Ese aún no ha tocado techo.
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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