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Una de las mayores virtudes de Fortuny era su exquisito dibujo como no lo demuestro en su estudio realizado durante sus años de formación en la academia Giggi de Roma, especializada en los modelos vivos frente al resto de academias que utilizaba estatuas. El academicismo del pintor catalán vendrá motivado por su formación en Barcelona a las órdenes de Lorenzale, exigiendo a sus discípulos la asimilación de la técnica depurada del dibujo, como podemos comprobar. Los estudios de claroscuro resaltan el volumen de la figura, interesándose el maestro también por el gesto del muchacho.
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