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Óleo sobre lienzo - 73 x 100 cm
Una antigua leyenda egipcia relata la historia de Sebeck, un escultor afamado por su exquisita delicadeza y la prodigiosa vida que ponía en todas sus obras. Ante la muerte de la hija del faraón Sebeck cinceló a la princesa encarnada en la diosa Hathor, y fue tal la dulzura y vitalidad entregadas en la decoración de la tumba levantada en su honor, que la misma "dorada" se apiadó de la pena del escultor haciendo que la princesa cobrara vida de la piedra de la que fue labrada. Desde entonces se dice que muchos faraones recien entronizados hacían borrar los nombres de sus antecesores por temor a que Hathor, la sanadora, los resucitase y reclamasen de nuevo su trono.
Reseña completa en la Web del autor.
Nace en Alemania. Vive actualmente en Valladolid (España). Licenciada en Historia de Arte y en Arqueología.
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