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El iniciar este cuadro solo me interesaba conseguir la cara fatigada y persistente de la madre. Una expresión que pudiera reflejar toda la miseria humana que puede soportar una madre a veces, para sacar adelante a su hijo. Pero después, conseguido el primer propósito, quise también proponer un contrapunto. Y ese contrapunto era la cara del niño, indiferente a esa lucha diaria, incluso feliz y animado, aportando equilibrio y fuerzas a su lenitivo.
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