Los trazos firmes del maestro, la elegancia de su paleta, su amor innegable por el circo y la gimnasia, se mezclan con seres de otras épocas: fotografías de niños antiguos de colores matizados entre claroscuros y sepias, o modelos de los grandes pintores de la historia, son un exacto contrapunto a los gimnastas en la obra de Mancilla.
Mtra. Araceli Ardón Martínez,
Directora del Museo de Arte de Querétaro
Querétaro, Qro., México
Septiembre, 2004
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