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Homenaje a mi abuelo Martín, y a todas aquellas personas que les tocó vivir su vida en gris.
La pintura ha sido siempre el lenguaje de las cosas en bruto, gracias a su capacidad para trasladar a la pared, tela, o papel las sensaciones táctiles de la naturaleza, de los objetos, de la piel, sus texturas, luces, incluso la sensación con la que somos observados por dicha realidad, compensando así nuestro discriminatorio retinismo, esa moderna tiranía de la imagen, esa enfermedad del ver, en la que la identidad de lo visto subyace...
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