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La obra está predominada por el color amarillo ya que es un color de reyes y de la estima del Yo o ego. La figura que está en medio se alza sobre las demás, con la mano que está a la izquierda (nuestra), apuntando hacia abajo con un gesto de dejadez; está como despreciando a todos los demás que están abajo, los está humillando; mientras que con la mano de la derecha que apunta hacia arriba, no deja de recordarnos su grandeza y su poder. Las figuras de abajo están retorciéndose bajo su presencia.
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