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Pieza 4 de la serie retratos del inconsciente por medio de la cual hago una invitación a la introspección, en esta serie, tanto la luz como la ausencia de ella son protagonistas de una manera similar a como lo fueron en las grandes obras de Rembrandt, mostrando cómo éstas afectan los rostros de los retratados y creando así fuertes contrastes que me permiten crear un equilibrio entre luminosidad y oscuridad con el que pretendo representar la esencia pura de la humanidad, cuerpo, espíritu, mente, ?si-mismo?, pero también dando importancia al entorno, un lugar vacío de todo, incluso de luz, la única luz presente nos regala una mirada hacia el inconsciente de esas personas permitiéndonos vernos allí, acompañados por nuestro ?si-mismo?, viendo nuestro reflejo en alguien más, haciendo consciente una parte de nuestro inconsciente, de nuestra composición, de nuestra esencia, en otras palabras, conociéndonos internamente.
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