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Raquel camina meditando sobre la orilla del mar en una tarde que ya está próxima a su fin. Con la luz de la puesta de sol que recibe, su figura destaca sobre todo; el mar tiene un fuerte oleaje y empieza a oscurecerse por el atardecer.
Salvo los ritmos de las olas, ligeramente marcados, todo lo demás ha resultado accesorio ante la figura. El contraste de colores y de luz , me ha parecido lo más expresivo al pintar este cuadro.
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