Cuando se termina una catedral el constructor pasea entre sorprendido y orgulloso por el atrio. La escultura tiene unos 35 cms. de alto y otros tantos de ancho. Ni Manolo es constructor de catedrales ni yo arquitecto, pero hay que buscar situaciones que hagan "realidad" lo que no es. En este caso la cámara del teléfono móvil ha sabido captar esa realidad.
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