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La primera obra de este estilo donde se empieza a atisbar el carácter geométrico que desde ahora empezará a inundar toda la obra de la artista. Se trata de una vista de una zona cercana a su domicilio y que representa la dualidad entre la estabilidad de la construcción de ladrillo pero con una visión y aun poco apocalíptica, como si de edificios vacíos y en ruinas de trataran. Dualidad entre la belleza, el colorido y la destrucción. La belleza de lo destruido. Un reflejo de lo que en esos momentos se empezaba a ver en la sociedad del momento. La burbuja inmobiliaria ya era cosa del parado y el ladrillo de desprendía por su propio peso, literal e ideológicamente.
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