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Pasando unos días en el balneario de Caldes de Boí, valle románico, conseguí unas ramas de boj que por sus formas eran ideales para tallarlas formando un cristo aprovechando las ramas para los brazos y el tronco para cuerpo y cabeza. Resultado, una figura de un solo arbusto de boj extraido de los bosques del Valle de Boí, lugar donde existen las más importantes iglesias de este estilo.
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