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Durante la antigüedad, tal vez desde la noche de los tiempos, el mayor mal de este mundo es la ignorancia. Seguramente tenían razón nuestros antepasados, mas existe un mal que en el silencio arrulla en la niñez, altivo en la juventud y cruel en la vejez. Cronos no perdona a nadie, devora nuestro tiempo sin piedad,engulle lentamente nuestras células, sangre, tuétanos, hasta secar los huesos. Oh, sí, el tiempo es oro, pero hemos decidido pasar de él y, así, con los años, él pasará igualmente de nosotros.
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