proceso 1

• País: España
• Categoría: Grabados
• Técnica: Aguatinta
• En Artelista desde: 6 de octubre del 2010

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En la caja resinadora se levanta una corriente de aire insuflando enérgicamente en su interior con el fuelle. Se espera un minuto y se introduce la plancha que previamente hemos colocado sobre un soporte de cartón algo más ancho que la superficie del metal. Contamos 70 segundos y la retiramos de la resinadora con cuidado. En ese instante se procede a fundir la película de resina mediante una fuente de calor. En la primera fotografía observamos la fotocopia con el motivo a reproducir. Observen que el respaldo ha sido oscurecido, en este caso con pastel de color negro. A continuación calcamos con todo detalle, si eso es lo que nos interesa, el motivo que queremos grabar. En la tercera fotografía aparece el rostro con absoluta precisión. El paso siguiente consiste en cubrir única y exclusivamente el primer tono que queremos obtener, es decir el blanco más luminoso. Esto, en el caso que nos ocupa lo consigo dibujando sencilla y llanamente con un lápiz grafito blando, reforzando la zona más clara con la punta fina del lápiz lithográfico. Como la primera mordida va a ser muy delicada la escasa cantidad de grasa de que dispone el grafito bastara para evitar la corrosión del ácido. Observe que he cubierto la zona más elevada de la nariz y algunos pelos de la barba. Se pega una tira ancha de celofán en el respaldo de la plancha y se introduce esta tres segundos en el nítrico. El sacar el metal e introducirlo en agua clara, para que se detenga la corrosión ha supuesta por lo tanto unos cuatros segundos de mordida. Se seca la plancha convenientemente entre periódicos y seguimos trabajando.
El paso siguiente, como puede observarse en la quinta fotografía es evolutivo. Cubrimos únicamente el siguiente tono que pretendemos reservar, que sería un gris muy sutil y realizamos idéntica operación: Bañar el zinc en el ácido otros tres segundos, que al igual que en la primera mordida sumaran "cuatro" y lavamos la plancha de nuevo. La sexta fotografía muestra claramente la evolución del negativo fotográfico. 3º mordida: 5 segundos.
Estudiar el original, extraer el tono que deseamos, plasmarlo sobre la plancha al máximo detalle y tener muy en cuenta que los lápices grafito y lithograficos tienen la propiedad de ser traspasados por el ácido en relación a la cantidad de película depositada. Si cubrimos mucho el nítrico morderá con dificultad, si la película es progresiva, es decir, que va desde lo muy delicada a lo muy gruesa, en la estampación se reflejara un degradado tonal. Digo esto porque hemos de considerar que cada mordida nos puede procurar, no un tono distinto al anterior, sino una sucesión de tonos que se complementan entre si. Esa es la dificultad del proceso y al mismo tiempo su ventaja. No veremos los típicos recortes que ocasionan los mordientes cuando trabajamos con reservas de barniz. La antepenúltima estampa refleja claramente las zonas que el ácido va a corroer libremente y de la misma manera los degradados de grises que se pueden efectuar con los lápices y que el mordiente reflejara con absoluta precisión. 4ª mordida: 6 segundos.
Finalmente muestro mi lugar de trabajo, para que vean que he colgado un original ante mis ojos y que he mantenido el registro inicial en su sitio, al objeto de colocarlo sobre el metal cuantas veces convenga. De ese modo lo puedo utilizar para hacer coincidir los mínimos detalles de la obra, comparar y procurar no olvidar ningún detalle. Han de tener en cuenta que lo que el ácido muerda difícilmente podrá ser arreglado con facilidad, aunque lo cierto es que con un poco de experiencia cualquier defecto se puede disimular. Eso lo da la experiencia.
Seguiremos hablando.