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No hay un deseo más añorado por el hombre que la eternidad, el sueño de que aquello que sabemos bueno dure por siempre, que lo que hemos creado resuene en el tiempo, haciendo eco a través de la creación. Y en algún rincón de ese deseo, se esconde nuestro miedo más primitivo.
Ver más información de Benjamín Alejandro Luna