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Esta presentación trata a cerca de una figura conocida desde los años 80 del siglo XX como “Virgen-Cerro”, considerada como una representación de la Pachamama,
supuesta Madre Tierra andina; María es representada como vestida con los cerros de Potosí.
El plano superior se encuentra la Trinidad flanqueada por los arcángeles Miguel y Gabriel, todos sobre nubes apoyadas en cabecitas aladas (tronos), que también rodean al Espíritu Santo. El Padre y el Hijo
sostienen una corona real en ademán de coronar a María quien, ubicada en el plano intermedio, está revestida por el Cerro Rico y el Huayna Potosí, en
perspectiva desde la ciudad; se ven Su rostro y manos emitiendo resplandores, sin alhajas en medio del origen de la riqueza perulera. Mira a lo alto, las
manos parecen bendecir. A ambos lados, bajo el Hijo está el sol y bajo el Padre, la luna y el lucero. Sobre el vestido, es decir, los cerros, están dibujadas escenas del trajín minero, gente y llamas cargadas, vetas, huairas, un español ora de rodillas junto a un caballo blanco, un Inca con un indio de menor estatura y aquella pared que impediría a los indios llegar al sitio del oráculo.
En el plano inferior hay dos grupos, arrodillados; entre ambos, una esfera clara a través de la cual se ven montañas y gentes; a la izquierda del observador esta un papa, un cardenal y un obispo, cubiertos con sus respectivas insignias. A la derecha, se encuentra un rey que viste muceta de armiño y capa roja con borde de lo mismo, con una corona similar a la de María; siguen, hacia el borde del cuadro un caballero de Santiago con capa blanca e
insignia, y un curaca (ahora, la persona que hizo pintar); ambos indígenas y con las cabezas descubiertas. El curaca viste ropa oscura sobre la que se ve parte del cuello cuadrado, abierto,
color claro, de moda en la primera mitad del siglo XVII, pero sin puntillas.
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