\Ojo con mi costilla

• País: Chile
• Categoría: Collage
• Soporte: Papel
• Temática: Otros
• En Artelista desde: 14 de octubre del 2008
• Etiquetas: mujer, huesos, costilla

© Todos los derechos reservados

Las Costillas”de la serie “Esas Mujeres se interesan por el cuerpo”

La costilla de Adán.

La escena es terrorífica, Dios le abre el costado a Adán, le saca una costilla y sin más hace a la Mujer, dándole los atributos de fiel compañera, cuidadora, lavandera, cocinera, paño de lágrimas, dueña de casa, y otros.
Simone de Beauvoir dijo que los problemas de género comenzaron en ese momento, cuando Adán, que vivía tranquilo, contento y solito, se vio invadido por esa creatura que no estaba en sus planes.
No sabía que hacer con ella (todavía) , ella lo seguía para todas partes, se comía la mejor fruta, no le lavaba bien las hojas que usaba de taparrabo, tenía que rogarle para que le rasque la espalda, no sabía cocinar nada, estaba engordando y vivía tapándose sus atributos.
Eva, más inocente aún, trató de adaptarse a esa vida monótona y fome del Jardín del Edén, porque fuera de ir a la laguna a bañarse, de columpiarse en las lianas y mirar las estrellas no había mucho más que hacer, no sospechaba todo lo bueno y rico que estaba por llegar, suspiraba muy a menudo y estaba perdiendo su “ángel” cuando se acordó de las nutritivas y apetitosas manzanas.
Aprovechando que Adán dormía su acostumbraba siesta, Eva espero un par de ronquidos, se puso su manto, se peinó su larga cabellera y se comió un plátano antes de salir al huerto en búsqueda del fruto prohibído.
Su intención era encontrar ese árbol que la tenía obsesionada,; de algo estaba segura, no volvería al lado de Adán hasta no dar con el mentado árbol y probar de sus frutos; sentía que ya era el momento.
Mientras tanto Adán despertaba asustado con sus propios ronquidos y salía a buscar a su mujer sin sospechar las novedades que ella le tenía.Caminó hasta entrada la noche sin encontrarla; estaba terriblemente inquieto con ciertas energías que traspasaban la quietud de la noche, no recordaba ya nunca antes había sentido esa grata sensación.
Agotado, porque desde entonces los hombres viven agotados, se sentó entre los helechos gigantes pensando en Eva.
No pasarían unos minutos cuando atónito la divisó a ella, a su costilla, a su compañera. No podía creerlo,. Eva venía hacia él completamente pilucha y portando una roja manzana en cada mano.
Adán se levantó de un solo salto, hizo a un lado a la serpiente y con una gran sonrisa abrazó a Eva que ya desde lejos le venía haciendo ojitos.
Interpretación personal de m. e.