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Obra de formato rectangular. El centro de esta pintura es un cuadrado negro enmarcado por otro rojo, que a su vez se apoya en una composición naranja. Conjunto lleno de simbolismos por color y forma. El cuadrado representa el equilibrio y la firmeza, figura geométrica que en la obra es asociada, por su color, con el silencio, la oscuridad, la negación, la muerte y la tristeza. En contraste el rojo del fondo expresa pasión, dinamismo y calidez, sentimientos que se afirman con la juventud y extroversión del color naranja. Todos ellos, agrupando las contradicciones de la condición humana.
Del lado izquierdo un ser humano solo, muy estilizado, que abarca la altura del cuadro y al lado derecho, hacia arriba, una pareja de hombre y mujer y un poco más abajo una figura en solitario.
Con este cuadro la artista dio un nuevo paso en la representación de la apariencia exterior, a la verdad sustancial del hombre. Sus figuras etéreas, por llamarlas de alguna manera, se presentan como un símbolo grafico de la espiritualización de la humanidad. Espiritualización algo nostálgica y algo romántica. El hombre dejando su parte terrenal y su vinculación con lo material, buscando su verdadera esencia, trasmitiendo el sentido de la existencia al campo netamente espiritual.
TÉCNICA MIXTA: TEXTURA GRUESA, TEXTURA METALIZADA, RESINA, ACÍILICO y OLEO A PINCEL -
ESTILO DE LA OBRA: FIGURATIVO ABSTRACTO CONTEMPORANEO -
DIMENSIONES: 70 x 40 -
PRODUCCIÓN: Ibagué, Colombia - 2009
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