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Hay un niño en la calle
Exactamente ahora, si llueve en las ciudades,
si desciende la niebla como un sapo del aire
y el viento no es ninguna canción en las ventanas,
no debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como una ala en la mano,
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándose el pecho con un ala cansada,
no debe andar la vida, recién nacida, a precio,
la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia,
porque entonces las manos son dos fardos inútiles
y el corazón, apenas una mala palabra.
ARMANDO TEJADA GÓMEZ
Dominguez Jose Maria
Laboratorista Fotoperiodista
Editorial Abril S.A.
Agencia Télam S.A.
Hubo una vez una civilización donde los niños salieron a pintar los cordones con cal en la época de la polio, enfrentándose a la muerte sin preguntar por quien suenan las campanas, los viejos narraban cuentos, pequeñas historias que hacían a la identidad y los poetas soñaban con cambiar el mundo. Hubo una vez una civilización donde los niños dormían en la calle, los...
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