Se trata en este caso de un autorretrato con un tratamiento de grisalla en tres tonos; de claro el blanco, de oscuro el violeta y de grado medio el color del fondo que en este caso corresponde con el ocre. Debido a la falta de tonos intermedios existe un contraste o claroscuro muy enérgico al igual que los gestos que y la mueca que además es un poco antinaturales por falta de colores correspondientes al la naturaleza humana, por lo que por otro lado ayuda a mi frecuente modo de pintura realista-cómics, contorneada y contratada. En contrapunto la postura es bastante clásica, cuerpo girado y cara totalmente frontal, mirando al espectador, que si no fuese por la sonrisa que exhibe posiblemente se intimidaría.
Dan Miravalles Pendás, Arriondas, Asturias, 1985.
En mi última etapa estoy trabajando un estilo personal más propio con el que me siento muy a gusto, se trata de un trabajo de investigación en el que no me preocupa tanto la temática sino...
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