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Sentada,cabizbaja y con la mirada anulada,sin ninguna esperanza ante la vida llega la depresión.No hay un solo ser en este mundo que no haya pasado por una depresión,son características propias de nuestra especie.Aquí la represento con una señora abatida en un entorno destruido.
Vivir conlleva más riesgos y requiere de mayor valor que morir.Nos asusta la muerte,sin duda,pero es mayor nuestro temor a la vida.Por eso es bueno y necesario pasar por períodos de depresión.¿Cómo no deprimirse ante la vida si ésta significa pérdidas e inceridumbre?¿Cómo no deprimirse cuando las personas queridas mueren y nos dejan huecos en el alma imposibles de volver a llenar? Pero insisto e insistiré mientras aún me queden fuerzas,no hay que estacionarse cómodamente en la depresión.Aún cuando la vida sea adversa y el mundo hostil es mi obligación volver a vivir.Pero si uno no le hace frente a la depresión y se hunde en ella,jamás podrá sobreponerse y volver a sonreir...
Nací en la ciudad de México.Estudié en varios lados como el CEA y la ENAP,pero siempre he dicho que más que escuela,yo tuve maestros.Y estos son mis tres maestros a quienes debo todo en la pintura:Rosario Durán,Javier Anzures y Edgardo Kerlegand.
Desde mis inicios,hace trece años,la figura humana es la temática principal en mi obra.Añado algunos elementos por el valor plástico que les confiero.Me gusta trabajar con temáticas sórdidas y tristes,pero también la alegría y la felicidad...
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