Y si a él le vino la desesperación antes de morir, y si no entendía que hacía ahí,
imagina que se sentía como flotando en una realidad que no concebía real; tan
sólo imagina que en vez de un INRI, él sentía la mirada (que no podía
comprender) del que le pidió estar ahí. Tan sólo imagina que su no
comprender le desfiguró el rostro. Tan sólo imagínalo un humano un segundo.
Este es mi Cristo
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