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En primer plano en una sala de espera dos mujeres vestidas con abrigos y sombreros para ocultar su comparecencia al juicio celestial. Cada una de ellas estáticas una enciende un cigarrillo, mientras la otra fuma esperando ver ambas la iniciación del fuego. A lado izquierdo del Cristo en una pequeña ventana hay un pocillo con sangre y un clavo doblado que indican la resurrección del Cristo. El juicio final, el ser creador Dios venerado como una marioneta en deshuso y adornado con flores plásticas que caen sobre sus pies, para exculpar ETERNAMENTE los pecados del ego, El Cristo Crucificado contempla agónico al ser humano en la condición del juicio para inmortalizarse, sin pertenencias. La desnudez de tres mujeres que rezan y contemplan ante el purgatorio, el infierno o el cielo que fugazmente aparecen y que les tocara heredar , las tres figuras son iluminadas con velones para no temer a su destino.
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