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Qué ojo vez el derecho o el izquierdo?
La mirada nos delata y nos define, muestra aquello que muchas veces quisiéramos ocultar. La mirada comunica, expresa, nos habla sin palabras, pero también sabe gritar. Ante ella podemos temblar de miedo o derretirnos de amor.
Hay miradas que nos juzgan aún sin conocernos, otras en cambio, nos reciben allí donde las palabras sobran. Las miradas a veces sonríen y acarician; tienen el poder de erizarnos la piel o envolvernos con pasión.
Hay miradas que nunca se olvidan y otras que preferimos no recordar. Pero no hay nada peor que esperar una mirada y que no llegue, eso nos transforma inmediatamente en invisibles aun ante nuestros propios ojos. La mirada del otro pesa sobre nuestra mirada interna, porque nos refleja mostrándonos aquello que nosotros también emitimos, transformándonos.
Una mirada nunca pasa inadvertida, porque va siempre cargada de un mensaje, un mensaje que siempre llega, y que muchas veces otros interceptan. Hay miradas de complicidad o de intriga, otras de aprobación o de castigo.
Las miradas se emiten con el alma y se sienten en el cuerpo, por eso una mirada puede herirnos o curarnos. Las miradas dejan marcas invisibles que nos marcan.
Cuando pinto siento que si solo pongo color, algo falta en lo que quiero transmitir. Al ponerle textura a mis obras la sensacion es tan liberadora y de plenitud que simplemente me siento transportada hacia un lugar donde puedo expresar mi escencia a pleno.
Mi asignatura preferida es la escultura, por eso mis cuadros ademas de color tienen textura o agregados de otros materiales tipo colagge o bien son directamente murales.
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