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A partir de este cuadro fue que tuve en claro las ideas de cómo iba a seguir la serie... en este caso, las piernas bien torneadas de una mujer son el motivo principal de la obra; sobre un fondo de cielos tormentosos color púrpura, se destacan dos soles. Recortado y enmarcado por los bordes de una de las piernas, sobre una rama de árbol reposa un cuervo. La otra pierna no tiene detalles, ni sombras, ni dibujos en su interior; es tan simple como el color de su piel. Una liga roja corona su parte superior, que a la vez es el solideo del cardenal Ratzinger, cuya imagen se puede apreciar al darle un giro de 180º a la pintura: un homenaje a Benedicto XVI. Sus facciones están delineadas en dorado, como corresponde a su investidura papal.
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