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Mi obra empezó surgir tal como es ahora, alrededor de 1991, año en que me trasladé a Pamplona, (Norte de Santander),Colombia a trabajar en el Museo de Arte Moderno Ramírez Villamizar. Podríamos decir que convivir con la obra del maestro, aprender de ella, verla a diario ha sido una de mis mayores influencias.
Siempre me gusto pintar espacios, en principio, el espacio donde se vive, espacio donde se quisiera vivir, espacio como color, espacio como unión de líneas, agregándole color y textura, entremezclándolo con la naturaleza, las figuras se dibujaban, por ejemplo, sobre fondos que imitaban musgos, follaje, luego comencé a dividir ese espacio ya no incluí más la figura humana y le di toda la importancia al espacio y al color, retomando formas que siempre me han llamado la atención, unas relacionadas con las formas arquitectónicas como las escaleras, los túneles, los muros, las puertas y otras formas de la naturaleza que parten de un punto y van creciendo y ensanchándose, como en las células que forman tejidos, y otras que surgen por azar, que responden a una intención de armar algo a partir de líneas, crear un universo, mostrar un paisaje inexistente una forma de invención que también tiene algo de espontaneidad o inmediatismo pero sobre la que se trabaja, se enriquece, se aumenta, de manera más racional más acompasada, al momento de darle color, de crear las sombras, los dobleces, las intersecciones.
Yo diría que mis grandes influencias son: Torres García, y Ramírez Villamizar, quién fue muy cercano. Además siempre he admirado profundamente a Gauguin, a Bonnard, me encantan las pinturas de Matisse de interiores y ventanas, Morandi y sus botellas, de Chirico y esos espacios surreales, por nombrar algunos.
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